En 1787 Francia
estaba en bancarrota. Es que el estado había gastado muchísimo dinero para
mantener la corte, para pagar pensiones a la nobleza y para ayudar a los
colonos norteamericanos a liberarse de la dominación de Inglaterra (rival
militar y económico de Francia). Los precios agrícolas había caído, y la
competencia inglesa arruinado a los artesanos franceses. En consecuencia, el
desempleo se extendía en ciudades y campos, el precio del pan aumentaba y el
hambre era una realidad concreta.
Frente a esta
situación, el ministro de finanzas del rey
Luis XVI (1774-1793) intentó obligar a la nobleza a pagar más impuestos y
procuro reducir los gastos de la corte, que eran defendidos por la reina María Antonieta de Habsburgo (apodada “Madame
Déficit” por el pueblo). Pero la nobleza se negó, y en 1788 planteo que la
discusión de los aumentos de impuestos correspondía a los Estados Generales.
Maria Antonieta de Habsburgo |
¿Qué eran los
Estados Generales? Una asamblea representativa de la población del reino, que
contaba con diputados del clero, la nobleza y el tercer estado. Después de
dudas y vacilaciones, finalmente el rey acepto convocarlos. Cuando la noticia
se conoció, los llamados “cuadernos de
quejas” con sus reclamos o peticiones, muchos de ellos inspirados en los
escritores ilustrados. Por su parte, la nobleza creyó que a través de esta
asamblea impondría su voluntad el rey, sin advertir que abría el camino a su
propia destrucción.