La herencia de la Revolución Francesa

A lo largo de la Revolución Francesa, las distintas asambleas legislativas aplicaron el principio de Soberanía popular y la Concepción de la ley como expresión de la voluntad general. La patria fue representada por el conjunto de todos los habitantes y no por el rey. Se elaboraron constituciones que se iniciaban con declaraciones de principios en las cuales se reconocían y se garantizaban derechos y libertades (individual, de prensa, de reunión, de petición y de conciencia), y la división de poderes (para preservar a los habitantes de los abusos de los gobernantes). Al poner por escrito los derechos de la población, necesariamente limitaban el poder del gobierno.

Símbolos revolucionarios (haga clic sobre la imagen para ampliar) 


La Revolución, asimismo, proveyó de modelos y símbolos a los pueblos que luchaban contra el absolutismo. “La Marsella” (en aquel entonces un canto de guerra) o las imágenes de la toma de la bastilla fueron conocidas universalmente.

La Marsella, el himno nacional de Francia

El  ciclo revolucionario y el gobierno napoleónico aportaron también modelos jurídicos como el del código civil y el del código penal, sistemas de pesos y medidas, una reorganización impositiva que redujo los impuestos indirectos, la supresión de aduanas interior y la desaparición de todas las corporaciones profesionales. También busco establecer una educación pública y laica. La iglesia continuó manteniendo influencia en la educación primaria, pero el Estado organizó la enseñanza secundaria y la universidad. Los liceos fueron los formadores de los cuadros de oficiales y funcionarios. La enseñanza de la Escuela Normal, la Naval o del instituto politécnico, así como la organización de los archivos, museos y bibliotecas francesas, fue imitada en todo el mundo.

Con la Revolución incluso se reemplazo la Bandera Real (izquierda) por la "Tricolor" (derecha)

¿Un balance favorable?

Durante la Revolución Francesa surgió una nueva sociedad con la Burguesía como beneficiada de la mayoría de los cambios. En el se incorporaron integrantes de los sectores populares que habían comprado bienes de la nobleza y del clero. La burguesía consiguió la libertad de industria y comercio y concluyo su ciclo de ascenso social iniciado durante los últimos siglos medievales.

Una vez acabada la lucha contra la nobleza, lo que había sido el tercer estado se dividió en burguesía y proletariado, enfrentamientos cuando los obreros buscaron el reconocimiento de sus agrupaciones y lucharon por el mejoramiento de su nivel de vida.